"El yoga es como la música. El ritmo del cuerpo, la melodía de la mente y la armonía del alma, crean la sinfonía de la vida"
B.K.S Iyengar
El yoga es una ciencia milenaria. Sus beneficios están ya ampliamente demostrados por la ciencia, y de hecho los médicos recomiendan cada vez más a sus pacientes que practiquen yoga para mejorar ciertas dolencias a las que la medicina tradicional no puede dar respuesta.
La palabra yoga viene de uncir, unir. La unión de la que habla el yoga no es solamente el equilibrio interior al que se llega cuando se trabaja armónicamente el cuerpo, la mente y el alma, o espíritu, o como quiera llamarse. Se refiere también a una unión cósmica, porque estamos unidos a todo y a todos, y por eso para vivir en paz y en armonía con nosotros y todo lo que nos rodea necesitamos cultivar una actitud yóguica.
Ahora bien, la pregunta es ¿cómo accedemos a esa unidad? Esta es una pregunta difícil de responder. Lo que sí sabemos es que gracias al yoga ahora sabemos dar los pasos que nos irán conduciendo de forma sistemática hacia esa ansiada unidad.
Sabemos que lo primero que tenemos que hacer es atender a nuestro cuerpo físico, porque nuestro cuerpo es el vehículo que nos tiene que conducir por el camino de la vida.
En las clases de yoga nos ocupamos de trabajar ampliamente este aspecto. A través de distintas posturas (Asanas) trabajamos el cuerpo mejorando las funciones de todos nuestros sistemas, relajando al sistema nervioso central, activamos y masajeamos a los órganos ayudando a que funcionen correctamente, activamos la circulación, activamos y estiramos músculos y tendones de una forma suave y respetuosa con nuestro
cuerpo, con el fin de conducirlo a un estado de calma, dicha y armonía. Conjuntamente con las posturas se trabaja la respiración. Los pranayamas son técnicas respiratorias que nos ayudan a mover nuestra energía interna, a revitalizarnos, a relajarnos o activarnos, depende lo que se quiera conseguir, depende el momento del día en el que estamos, del estado anímico, etc.
En la clase de yoga también trabajamos otros dos aspectos muy importantes, que son la relajación y la meditación. A la relajación se accede muy fácilmente después de una sesión de Asanas y Pranayama porque el cuerpo está en equilibrio. La relajación es de máxima importancia en una clase de yoga porque nos hace ser más conscientes de cómo está nuestro cuerpo, nos ayuda a darnos cuenta de cómo respiramos cuando estamos relajados, nos lleva a un estado de conexión profunda con nosotros mismos mientras todo el cuerpo descansa profundamente, y ese descanso profundo del cuerpo y de la mente que se obtiene con la relajación nos ayuda a recargar nuestras energías, es un chute de vitalidad.
La Meditación, a su vez, merecería un libro entero. Pero por dar unas pinceladas diré que se le denomina Diana Yoga o Yoga Mental y que para meditar lo ideal es sentarse en alguna de las posturas de Meditación, con la columna erguida para que la energía fluya. En esa quietud física y junto a una respiración profunda y calmada, accedemos a la concentración necesaria para paramos a observar la mente y comenzar a adentrarnos en ella y darnos cuenta de cómo funciona y cómo podemos calmarla.
Om shanti!!